A veces cuando hacemos merengue, aunque parezca crujiente cuando lo sacamos del horno, inexplicablemente se ablandece y cuando vayamos a utilizarlo para una receta como, por ejemplo, pavlov, está blanducho. Una forma de evitar que esto ocurra es, en vez de sacar la bandeja, apaga el horno y dejarle enfriar durante unas horas. Esta manera tan paulatina de enfriar evita la bajada brusca de temperatura que provoca grietas en el merengue y impide que se pongan blandos.
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