Albóndigas en salsa de la abuela

Comenzamos nuestra deliciosa albóndiga de la abuela preparando la mezcla base. En un bol grande, vertemos la carne picada de ternera y cerdo, que será la estrella de esta albóndiga receta de la abuela. Picamos de manera minuciosa el ajo y perejil, asegurándonos de que estén bien integrados en la carne. Posteriormente, añadimos pan rallado y huevos para dar la consistencia adecuada. Amasamos todo con las manos y generamos una mezcla uniforme, prestando atención a que todos los ingredientes estén bien combinados. Este paso es crucial para la textura y el sabor final de las albóndigas.

Ahora que tenemos nuestra mezcla bien unida, es hora de enriquecerla. Ingresamos una pastilla de Avecrem Caldo de Pollo a la mezcla, que intensifica el sabor de la albóndiga de la abuela. Asegúrate de desmenuzarla con tus manos antes de incorporarla a la mezcla. Continúa amasando hasta que todos los sabores estén bien integrados. Este extra de sabor es lo que volverá a tus albóndigas irresistibles. Concédele unos minutos más de amasado para asegurarte de que cada bocado sepa delicioso.

Con la mezcla lista, es momento de dar forma a nuestra creación. Tomamos porciones de la masa y, con movimientos circulares, formamos las albóndigas de un tamaño que prefieras. Este procedimiento es clave, ya que una buena forma asegura una cocción uniforme. Recuerda que una albóndiga de la abuela no es solo una bolita de carne, sino una joya culinaria que debe llevar amor en cada paso. Procura aplastarlas un poco, esto ayudará a que se cocinen bien por dentro y se mantengan jugosas.

Con las albóndigas en su lugar, pasamos a la etapa de empanizado. Antes de freírlas, es necesario cubrirlas con una capa ligera de harina. Para hacer esto más limpio y eficiente, coloca harina en un bol pequeño y haz rodar cada albóndiga en él. Esta técnica asegurará que cada bolita esté bien cubierta, mejorando la textura y la presentación de nuestra albóndiga de la abuela. Es un paso fácil que evitará que las albóndigas se derritan al freírlas y les dará un hermoso dorado.

Así que, con las albóndigas preparadas y listas, calienta aceite de oliva virgen extra en una sartén grande. Una vez caliente, comienza a freír tus albóndigas en tandas para evitar que se enfríen y se aglomeren. Fríelas hasta que estén doradas por todos lados, dando vueltas con unas pinzas para que se cocinen de manera uniforme. Este paso es fundamental para conseguir que cada albóndiga receta de la abuela quede bien dorada y crujiente. Cuando estén listas, colócalas en un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

Mientras se fríen las albóndigas, es momento de preparar el sofrito que servirá como base para la salsa. Corta zanahorias en cubos pequeños y agrégalas a una sartén caliente con un chorrito de aceite de oliva. Saltea unos minutos hasta que estén ligeramente dorados. A continuación, agrega 4 cucharadas de Sofrito Casero Gallina Blanca y mezcla bien, dejando que los sabores se integren. Esta base es la clave para una salsa contundente y sabrosa que complementará perfectamente tus albóndigas de la abuela.

Con el sofrito listo, es el momento de incorporar las albóndigas. Añádelas a la sartén con la salsa y revuelve con cuidado, permitiendo que se empapen del delicioso sabor del sofrito. Cocina a fuego medio durante unos 10 minutos, asegurándote de que cada albóndiga quede bien cubierta por la salsa. Este paso permitirá que tus albóndigas en salsa absorban todos los matices de sabor y queden perfectamente melosas. Al final, verás cómo esta receta de albóndigas de la abuela transforma simple carne en un festín extraordinario.