Por eso es necesario ver cómo podemos darle ese sabor que en ocasiones le falta. Desde asado, frito o guisado, existen muchas formas de prepararlo y casi más ingredientes con los que dar sabor. Tal es el caso del queso azul que usamos en esta receta de pollo al roquefort.
Este queso es propio del sur de Francia, y recibe el nombre del pueblo en el que se produce. Durante su maduración se mete en bolas en las bodegas calizas del pueblo, donde tras cinco meses se han desarrollado hongos benignos del género Penicillum, la misma familia de hongos de la que deriva la penicilina. Sin embargo, a pesar de este curioso origen, su sabor y olor fuertes y penetrantes lo hacen desagradable para muchas personas.
Pero bien preparado y maridado puede dar lugar a preparaciones exquisitas como este pollo al roquefort fácil y delicioso.
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